Ica sería el epicentro de la pandemia en la zona sur del Perú
Foto: Lalupa.pe

En la carrera para enfrentar la pandemia, los países del mundo han asumido como políticas públicas lo que durante décadas fue el estándar mínimo de gobierno propuesto desde las izquierdas. Así, el fortalecimiento de la salud pública, las políticas redistributivas, los programas universales y el reordenamiento fiscal son hoy elementos en ciernes para un nuevo consenso sobre el rol del Estado y el lugar de lo Público.

Como sabemos, ningún consenso se construye si carece de base material económica, social, histórica o institucional; a la vez que requiere de la presencia de agentes sociales o políticos que lo motoricen, tomen parte o sean llevados a involucrarse. En nuestro contexto, estos agentes son los partidos, el Gobierno, los medios de comunicación, los gremios, la sociedad civil organizada y las poblaciones movilizadas que, en situaciones de cambio de régimen como el que vivimos, transitarán respondiendo a intereses de diverso orden, satisfacción de necesidades, indignaciones o para atender problemas concretos de distintos sectores de la población.

Si nuestras principales propuestas están siendo aplicadas hoy incluso por gobiernos que hasta hace unos meses se declaraban liberales, ¿Qué lugar ocupamos nosotros en esa dinámica? ¿Quedaremos fuera de su desarrollo? O peor aún, ¿Dejaremos que aquellos que nunca pensaron en la clase trabajadora salvo como un paso para lograr sus intereses cultiven más capital y monopolio en este proceso?

Desde que se declaró la cuarentena en nuestro país, el Gobierno ha anunciado medidas sociales a las que no podemos ser ajenos ni desdeñosos por apresuramiento ideológico. Por el contrario, son espacios en los que se disputará también el tejido nacional y popular, y en los cuales se necesitará nuestra participación estratégica para la disputa del nuevo consenso.

Será estratégico, por ejemplo, involucrarnos barrialmente en el acceso a los bonos emitidos, ayudando a los que tienen menos facilidad tecnológica. De forma parecida, acudir al llamado de actores sociales y participar en su implementación sin que esto signifique arrendarse a la medida gubernamental. También lo será la activación de los comedores populares, antes capturados por el despliegue fujimorista, pero cuyos beneficios nos pertenecen a todos.

En simultáneo, algunos sectores de la población se vienen manifestando por el reclamo de derechos, atención y facilidades. A la fecha, cientos de padres de familia han realizado protestas demandando la reducción de las pensiones e incluso la recuperación de los sueldos de sus profesores. Del mismo modo, en no pocos asentamientos humanos los vecinos han logrado organizarse para exigir atención en salud, cuidado sanitario y alimentación a sus autoridades locales.

Con esta descripción se ve entonces que el terreno para un desarrollo del trabajo de base del que siempre hemos hablado está listo. Tomemos parte de la transición hacia lo nuevo en la que nos encontramos, sea vehiculizando algunas medidas del Gobierno o poniendo nuestra experiencia y conocimiento al servicio de la organización popular que ya comenzó.

Por Kevin Puelles Cárdenas