
El joven patriota José Carlos partió pronto de la vida. Cuando apenas habían pasado dos años de la fundación del Partido Socialista (1928 – 1930), la apuesta a la que junto con otros revolucionarios decidió dedicar sus mejores horas, la repentina muerte se llevó a un revolucionario audaz. El joven Mariátegui era ante todo un espíritu intempestivo, libertario. Este espíritu joven capta en detalle lo que vieron sus ojos en la Italia de la crisis orgánica, de disputa total entre revolución y contrarevolución que se vivía luego de la Primera Guerra. El joven Mariátegui recorre las ciudades claves desde donde está ocurriendo la lucha de clases de la sociedad italiana. José Carlos piensa el socialismo en el Perú, la superación de la injusta y angosta sociedad capitalista, como una síntesis entre los ideales anticapitalistas de los movimientos revolucionarios de los que es testigo y los ideales libertarios de la lucha de los pueblos del Perú, que lo van a llevar a señalar como bases solidarias y comunitarias desde donde construir el Socialismo Peruano. Los pueblos del Perú, en especial, los pueblos andinos, en tanto una fuerza viva de la historia preserva gérmenes desde donde construir una nueva sociedad. Para lograr este nuevo Perú, una república al fin diríamos ahora, es necesario una revolución, es decir una victoria abrumadora sobre las fuerzas conservadoras en el tiempo, por ello la necesidad de un partido que pueda ser expresión política de esos pueblos del Perú que bregan por justicia y libertad. La partida del joven Mariátegui dejó pendiente sus inquietudes durante décadas. El Partido Socialista de la cual era fundador se transformaría luego en un Partido Comunista que negaba su heterodoxia política bajo la nueva influencia soviética.
Los años finales de los cincuentas fueron años de crecientes disputas en los países de Latinoamérica. Las oligarquías latinoamericanas en su enfrentamiento con los plebeyos de sus países hacían parte del marco de esos años. En enero de 1959, la Revolución Cubana triunfa, el pueblo cubano se empodera e inspira a los espíritus rebeldes de la región.
El Perú vivía en estos años el ‘Gobierno de la Convivencia’, reformistas y oligarcas convivían en un pacto de precaria estabilidad. El entonces ya antiguo Apra reformista actuaba como una fuerza popular que en pacto con los oligarcas transformaron radicalmente una agenda de cambios por una conservadora. El espacio de la lucha política-institucional se restringía a estos actores. Ya desde décadas atrás el Perú plebeyo vivía bajo ataque constante de la oligarquía a todo intento reformista. El antecedente cercano había sido la dictadura de Odría que trajo abajo al gobierno de Bustamante y Rivero y su impotente programa reformista boicoteado por los oligarcas y los ‘reformistas’ apristas. El hábil Prado encabezó el nuevo gobierno cuando ya Odría no era sostenible en la vanguardia política de la oligarquía. El gobierno de Prado permitió la reaparición de la elite aprista en la escena política a cambio de una explicita retirada de sus posiciones de reformistas. El Apra, hijo de la generación de los jóvenes del centenario junto con el Partido Socialista, terminó en estos años su impronta reformista.
Mientras tanto el Perú vivía una creciente polarización de las contradicciones estructurales permanentemente irresueltas hasta entonces. A Prado lo sucederán los militares en el primer Golpe de Estado institucional que llevaron adelante las FFAA. Conscientes de la incapacidad de la clase política –de los oligarcas y los ‘reformistas’– particularmente del Apra, por llevar adelante cambios que distiendan el ambiente del país y la anomía que esta puede generar decidieron emprender algunas medidas de reformas estrictamente controladas como la de Reforma Agraria de La Convención. En las elecciones de 1963 se comprometieron en solo aceptar la victoria de un partido reformista y cumplieron. Acción Popular ganó las elecciones de 1963. Esta victoria significó la victoria de una agenda de reformas largamente contenidas por las fuerzas conservadoras durante décadas. La victoria electoral de Acción Popular implicó hacerse del Ejecutivo, pero no del Legislativo donde la mayoría era de la antinatural alianza entre el Apra y la Unión Nacional Odriista. El boicot de estas fuerzas y las extensas indefiniciones del gobierno acciopopulista que renunció a su agenda de cambios antioligárquicos precipitaron la Revolución de 1968 en el Perú.
En 1965 un grupo de estudiantes provincianos y obreros en Lima fundan Vanguardia Revolucionaria. Una organización que jugaría un papel protagónico en la articulación política del sin número de mariateguianos que empezaron a aflorar durante estos años y que se diferenciaban de los viejos partidos comunistas a los que acusaban de ortodoxos y faltos de iniciativa. Los jóvenes de ideas revolucionarias de entonces encontraban en el joven José Carlos una fuente de inspiración desde donde pensar la realidad peruana y una apasionada vocación por encaminar un proyecto de país-socialista a la peruana. Vanguardia nace reivindicando su independencia de la influencia soviética y china en los movimientos revolucionarios, afirmando más bien su vocación por un socialismo a la peruana, de todas las sangres, de creación heroica.
Vanguardia Revolucionaria reivindicando la preocupación mariateguiana por la realidad del mundo andino, reivindicó la recuperación de tierras que el movimiento campesino venía llevando adelante desde años atrás, actuó activamente en el fortalecimiento y el desarrollo de las organizaciones campesinas y llegaron a ser actores claves en la reconstrucción de la Confederación Campesina del Perú. Vanguardia nació diez días antes de iniciar la apuesta guerrillera de Luis de la Puente Uceda. Las tesis políticas de Vanguardia diferían en tanto que apostaban por una insurrección de masas que sería la base de un proceso revolucionario en el Perú y no la apuesta foquista que iniciaba De La Puente.
De ese modo, Vanguardia va a expresar también una vocación por la articulación estratégica de las fuerzas del cambio. Partiendo de la articulación de las corrientes mariateguianas en UDP, luego en el PUM y desde ahí en el frente político Izquierda Unida durante los ochenta. El Partido Unificado Mariateguista (PUM) fundado a inicios de la década del ochenta era una expresión central del núcleo de Vanguardia Revolucionaria que venía desde 1965. La unidad de Vanguardia, el MIR y el PCR, entre otros núcleos, consolidaron a los mariateguianos en una sola organización política de raigambre campesina, estudiantil y obrera como fue el PUM.
El Partido Socialista actual, fundado en el siglo XXI, es una expresión del núcleo central del PUM más una serie de voluntades colectivas e individuales –nacidos al calor de las luchas contra la dictadura de inicios del 2000– en torno a reivindicar una apuesta de transformación radical del Perú . Sin calcos ni copias, sin modelos que importar de afuera, de lo que se trata es de construir un país socialista sostenida en la historia profunda de nuestro país.
Deja una respuesta