huanuco
Foto: Centro de salud del Distrito de San Rafael de Huánuco. Enfermeras protegiéndose con bolsas de plástico para salir a la frontera con Pasco a controlar a los caminantes que regresaban a sus lugares de origen.

En 1991 el cólera llega a convertirse en una epidemia en el Perú, cien años antes en Europa se descubre que lo producía un microorganismo y que se difundía por el agua.

El Perú en esos momentos se encontraba saliendo del gobierno Alan García y en funciones el sentenciado Fujimori con su ministro de economía de pensamiento neoliberal, Carlos Boloña. Las condiciones económicas eran precarias y no se preveía inversión pública, por cuanto el ministerio tenía la consigna de reducir el gasto estatal, y acelerar las privatizaciones injustificadas del Fujimorismo de los 90s.

Marcos Cueto nos cuenta en su libro de regreso de las epidemias como el cólera se encontró con una infraestructura sanitaria abandona por el Estado, la mitad de la población no tenía agua potable, más del 50% no tenía alcantarillado y ni qué decir de la zonas rurales donde la realidad era para llorar. La pobreza se expresaba en  comedores populares, el fujishok, los pueblos jóvenes sin agua y luz. En estas condiciones el cólera reaparece en los 90s. y si a esto le sumamos el obsoleto sistema de salud al cual un 26% de la población ni siquiera tenía acceso. Bajo estas situación  cuando el cólera se hizo epidemia en el Perú llevó a cientos de pacientes a hospitales de la costa norte del Perú (Trujillo, Lima, Chimbote). Basto 2 meses para que pase por la sierra y llegue a la selva. ¿Quiénes iban a morir? la respuesta es fácil; lo más pobres y los olvidados, lo que hoy por estética o técnica para ocultar la realidad llaman “vulnerables”, es por eso que se dice que el cólera es una enfermedad de los pobres; asociada a la pobreza existente de un país y a la falta de agua potable de calidad; que a los ricos no les afecta.

Si el cólera se movía por el agua, y el agua que no se tenía o la poca agua que se obtenía llegaba contaminada inclusive con (coliformes fecales), a las viviendas (ejemplo Chimbote) era previsible que el bicho iba a darse un festín. Y era de esperar que los más pobres serían los más afectados.  Al parecer a nadie se le ocurrió pensar que el cólera ya había tenido presencia 50 años antes y el Estado no estaba preparado para epidemias como sucedió en 1903 con la peste bubónica.

¿Cómo se combatió la epidemia del cólera, pues algunos consideraban un designio y obra de Dios que no había nada que hacer? La solución se encontró en la rehidratación del paciente y no por una política pública para ello, sin embargo, conociendo el gobierno que las causas de propagación eran la infraestructura en el sistema de agua potable y mejor educación sanitaria, el fujimorismo optó por darle la espalda a esta inversión y buscar un culpable apuntando el dedo contra el poblador, acusándolo que su suciedad era la causa del problema y no los problemas del sistema de agua potable. Lo evidente es que nunca se invirtió en este rubro y el cólera volvió en 1992 y 1993. En todo este tiempo los médicos, enfermeras y personal de salud fueron los que afrontaron la epidemia, pese a sus escasos recursos que el estado destinaba para ellos. Sin embargo, el cólera que desnudó la precariedad de la infraestructura sanitaria y el saneamiento ambiental, debió servir para salir del atraso sanitario y construir un sistema nacional de salud, pero esto era mucho esperar para el gobierno que consideraban a la salud muy costoso para el Estado, y sobre todo era pensado como una mercancía más que un derecho; que la salud se podría vender y comprar, y el que compraba mejor salud era el que tenía buena posición económica, priorizando al mercado o la economía más que a la salud.

Y la historia se vuelve a repetir 30 años después con un virus que mide la milésima parte de un cabello y parte de grupo de media docena de virus, llamados los coronavirus. Y vuelve no solo a desnudar descaradamente el abandono de los médicos, enfermeras y el precario, obsoleto y dividido sistema de salud (Essalud – Minsa –Clinicas Privadas). Sino otra vez, encontrándonos sin un sistema de salud unitario integral, solidario y de calidad, basta con decir que no se tienen los suficientes respiradores mecánicos o los UCI´s están abandonados y poco implementados. Médicos y enfermeros que luchan por mejores derechos laborales y por sus vidas, falta de médicos intensivistas, el colapso de los hospitales para recibir y tratar a los pacientes, y a esto le sumamos el pensamiento mercantilista en la formación del galeno y el arrastre de estos al libre mercado; para muestra es que en el perú se tiene más Cirujanos plásticos que médicos de UCI o intensivistas, y que la TV se encargó de masificar todas la mañanas durante los últimos 30 años

Dado a los tiempos de globalización, se pudo ver que el virus que se inició en la China y luego pasó a otros países asiáticos y que se preveía venir a Europa y América, se pudo prever o tener la posibilidad o probabilidad que este iba a llegar y medir matemáticamente el daño que iba causar, y controlarlo mejor, si hubiéramos tenido un buen sistema de salud peruano; sin embargo como lo reseña un artículo en el semanario de Hildebrandt este se pudo prever y controlarlo con anticipación o disminuir mucho mejor el impacto en salud, economía, y en la sociedad e inclusive el impacto en la salud mental que está causando. El semanario difundió que El Centro de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Perú sabía que era cuestión de tiempo que llegué al Perú y es así que éste informa en enero de 2020  a la Ministra  de salud la urgencia de una estrategia nacional para evitar un riesgo epidemiológico. Se elaboró un plan nacional de respuesta para reforzar la vigilancia y para identificar casos sospechosos y asegurar una mayor cantidad de pruebas, sin embargo este plan fue financiado con tan solo aproximadamente casi 4 millones, la desfinanciación fue criticada ya que años atrás se invertía más de 40 millones. El Colegio de Médicos propuso para fines de febrero del 2020 un partida de 1,000  millones de soles para afrontar el riesgo. La respuesta todos sabemos nunca fueron escuchados por el Estado, aseguraban que no hay de qué preocuparse porque el 85 % de infectados por Covid no necesitaban hospitalización. Imagínense que el MINSA diga semejante afirmación. Esto sucede solo en este tipo de Estado que tenemos, uno que solo funciona para unos pocos. Y la pregunta es cuántos millones de soles se está gastando  para combatir los efectos del coronavirus.

La historia lo seguimos repitiendo otra vez, hemos perdido 30 años para construir un sistema público de salud peruano para todos y todas desde que apareció el cólera y mató casi 3,000 personas, aunque otros digan que fue más de 10 veces las cifras reales que el gobierno de Fujimori dio.

La gran respuesta económica hasta ahora para reducir el impacto económico por el aislamiento social decretado por el gobierno la están pagando otra vez lo más pobres y la clase trabajadora del Perú, basta con decir que se han destinado 60,000 millones de soles a los bancos para “Reactiva Perú”, sabiendo que estos no llegarán a todos y los bancos con dinero de todos los peruanos seguirán lucrando salvajemente en plena crisis económica, de salud y social. Ahora tenemos a un gobierno que se lava las manos relacionando la desobediencia a las medidas sanitarias del Estado de Emergencia con número de contagiados, sin decir absolutamente nada sobre  la relación que existe entre pobreza y contagio, entre muertes y pobreza.

Se pretende levantar el Estado de Emergencia  en momentos donde existe mayor riesgo de contagio, y más aún, cuando no cumplimos ni con una de las 6 medidas propuestas por la OMS para levantarla (transmisión controlada, sistema de salud preparado, minimizar los riesgos de nuevos brotes, medidas preventivas en colegios e infraestructura esenciales, riesgo de importación bajo control, sociedad educada). Lo que evidencia que la postura del gobierno es invertir, lo que dijo en un principio: primero, la salud y luego; la economía, ahora levantar en estas condiciones de mayor riesgo significa dejarse presionar y preferir la economía que a la salud y la vida. Dejando a salvo esta falsa elección entre salud y economía.

El covid-19 es antisistema porque desnudó la crisis estructural privatizadora del Estado neoliberal implantado ilegítimamente desde los 90s que destruyó las organizaciones sociales que hoy hacen falta. En esos momentos nos dijeron que las privatizaciones de nuestros recursos y empresas públicas iban a salvar al pueblo. Llegó el covid-19 treinta años después y volemos a la misma lógica neoliberal de beneficiar a los pocos ultramillonarios; salvar a los bancos y afps y el pueblo que siga comiendo miseria y muriendo en los hospitales. Esto es la causa y consecuencia de que todos los sistemas han colapsado (educativo, salud, jubilaciones) que se suman a una crisis ambiental, es por ello que la solución no vendrá utilizando el mismo sistema para salvarnos, o que utilizar medidas económicas desde la lógica neoliberal. Nos corresponde pensar en una economía y ética de la vida; una, fuera del mercado, una nueva política, una nueva esperanza, una nueva República que nos lleve a un nuevo Perú para todos, para ellos tenemos que pensar, hablar y hacer una segunda Independencia.

Por Arturo Bravo