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Este artículo no tiene como objetivo dilucidar si el COVID-19 ha sido creado como arma biológica para atentar contra otras potencias, versión que ha sido brindada por Philip Gilardi ex funcionario de la Agencia Central de inteligencia (CIA) quien mencionó que EEUU podría haber creado el virus con apoyo de Israel para interrumpir el crecimiento militar y económico de China; o las declaraciones del Ministro de Asuntos exteriores de China quien escribió que podría haber sido EEUU quien llevó la epidemia a Wuhan, y otras teorías conspirativas que han ido surgiendo conforme el virus se ha ido propagando por todo el mundo. Teorías que a su vez han sido descartadas, luego que un equipo de investigadores liderados por el infectólogo Kristian Andersen lograran establecer que el SARS-Cov-2 (nombre del virus que causa el covid-19) no tiene un origen sintético, sino que es un producto de la naturaleza, por lo cual no podría considerarse como arma biológica. La verdad sobre este debate se abrirá paso con mayores investigaciones en el transcurrir del tiempo, mientras tanto seguiremos siendo espectadores de la guerra diplomática existente entre EEUU y China.

Uno de los representantes de la teoría clásica Thomas Malthus en su obra “ Ensayo sobre el principio de la población” mencionaba que la producción de alimentos crecía de forma aritmética, mientras que la población lo hacía de forma geométrica, esta diferencia ocasionaría una crisis  alimentaria, por lo tanto tiene que desarrollarse un control de la natalidad, pero aquí viene un punto importante, él consideraba esencial los factores de regulación natural (guerras y pandemias) estos factores luego de una alta tasa de mortalidad, provocaría una relativa abundancia de recursos alimentarios en la población que sobrevive, generando condiciones favorables para que la recuperación de la población original se realice en un corto periodo. Extrapolando esta teoría a la terrible realidad que estamos viviendo, no sería extraño pensar que esta pandemia pueda estar siendo utilizada por el sistema capitalista para liberarse de ciertos sectores de la población, que representan una carga para ellos.

Durante décadas hemos sido testigos y víctimas de diferentes sistemas de manipulación por parte de ciertos grupos de poder que han utilizado medidas inhumanas y crueles con tal de mantener su dominio en el mundo. Los estudios realizados en China han determinado que el sector más vulnerable ante el COVID-19 son los adultos mayores, este grupo humano no son considerados generadores de riqueza, debido a que no pertenecen al sector productivo y desde hace muchos años han comenzado a significar un grave problema para los estados capitalistas. La sostenibilidad del sistema previsional  se encuentra en riesgo debido a las bajas tasa de natalidad y el aumento en la esperanza de vida, esto podría generar que un gran número de personas mayores vivan en la bancarrota o en la pobreza y sean mantenidas por una población joven cada vez más pequeña.

El estudio: “Viviremos hasta los 100, ¿Cómo podemos solventarlo? elaborado por el Foro Económico Mundial en un análisis que incluyó a Estados Unidos, China, India, Reino Unido y Japón (países ordenados de forma decreciente según su grado de afectación) menciona que el déficit del sistema de pensiones en estos países crece U$28000 cada 24 horas, problema que llegará a su punto crítico en el año 2050 cuando el dinero disponible para las jubilaciones tenga un déficit de U$400 billones, un equivalente a 5 veces el tamaño de la economía mundial.

No es necesario esperar 30 años para poder observar estos problemas; en la actualidad el gasto público en pensiones en España sobre el PBI fue de 10.4% y para el 2023 tendrán que enfrentar la llegada en edad de jubilación de las personas nacidas entre 1958, cuando el número de nacimientos rebase por primera vez los 650,000 al año y hasta 1978, cuando se inicia un declive  acelerado de la natalidad, actualmente tienen 19.4% de personas mayores de 65 años y una tasa de natalidad de 7.94%. En Italia el gasto público en pensiones sobre el PBI representa un 14.9%, tienen una población mayor de 65 años de 22.04% siendo uno de los países que tiene una mayor proporción en este indicador. En EEUU tienen un 15.81% de población mayor de 65 años, sin embargo un dato a considerar es que en este país se producen 2 765,271 muertes más que nacimientos cada año, lo que significa que la población se contrae y está sufriendo un proceso de envejecimiento; según Han Yik  jefe de la división de inversionistas  Institucionales del Foro Económico Mundial, el nivel de personas en bancarrota a partir de los 65 años está aumentando en niveles nunca antes vistos, entre 1991 y 2006, el problema se ha triplicado afectando a 3.6 personas por cada 1,000 habitantes. Sólo en los últimos tres países mencionados, EEUU, Italia, España, el número de mayores de 65 años ascienden a más de 32 millones de personas.

¿Cuál ha sido la respuesta de estos países ante la llegada de la pandemia? Veamos: En España hemos podido observar el desprecio que tienen hacia los ancianos al ser tratados de forma deplorable, cadáveres desatendidos en las camas de los centros de adulto mayor y algunos casos donde los residentes convivían con estos cadáveres.

En Italia se produjo la masacre de ancianos, donde se confirmó que dejaban morir a los mayores de 80 años y según su proceso de “selección”, dado el colapso en el sistema de salud, estaban dando prioridad a quienes podían vivir más años. En EEUU, Dan Patrick, vicegobernador de Texas, antepuso la reactivación económica a la vida de las personas mayores de 70 años; éstos, “deberían” estar dispuestas a morir para salvar la economía del país.  Para citar un ejemplo latinoamericano, el presidente ultraderechista de Brasil ha calificado al COVID-19 como una gripecita y ha instado, como Donald Trump, a mantener las actividades de forma normal para preservar la economía, anteponiendo una vez más los grandes intereses capitalistas a la vida humana; regresando a EEUU, sólo en New York, según el alcalde de la ciudad Bill De Blasio, el 62% de los muertos en esa ciudad son latinos y negros, números que reflejan el grado de vulnerabilidad a la que se encuentran expuestos estos sectores de la población, y que bien podría deberse al supremacismo imperante en este país y al grado de concientización acerca de la “supremacía racial” que tiene cierto sector social que llegó a su máxima expresión con el ascenso de Donald Trump al poder. Acompañado de discursos xenófobos respaldados por un sentimiento de discriminación.

Resulta sospechosa la tardía reacción de estos tres países, usados como ejemplo, y el colapso de su sistema de salud siendo países modelos del sistema capitalista a nivel mundial. Lo que sí está claro es que esta pandemia ha comenzado a resaltar las deficiencias de los sistemas de salud pública en las economías más importantes del mundo, producto de una minimización del Estado promovido por el neoliberalismo; sistema que ha provocado la precariedad de nuestro sistema sanitario y su constante deterioro en más 25 años de implementación.

¿Se estará utilizando la pandemia para mantener el sistema neoliberal?

 

Por Adrián Carrasco