Hace unas semanas atrás Maki Miró Quesada, escribió una columna en el diario Perú 21 con unas ciertas recomendaciones de “Como pasar la cuarentena…”. Todo bien sino fuese porque sus 4 reglas o recomendaciones no van dirigidas a todo el Perú, sino solo a esa reducida parte de nuestra sociedad que vive en una casa de 3 pisos con un jardín de veinte hectáreas, tiene tres perros, varias botellas de champagne en la alacena, estudió en colegios algunos más caros que una universidad privada (como el Villa María donde estudió Maki) y cuenta con empleadas por supuesto.
Justamente el tema de la empleada es lo que comienza a pintar a Maki Miró Quesada de cuerpo entero, ya que en su nota relata que: “La HDP (iniciales de hija de puta) del ama de llaves -15 años con nosotros, tratada como familia con salario de ministro- se zurró en la cuarentena, porque es mi derecho y nadie me lo va a quitar”.
Literalmente eso fue lo que escribió, reflejando no solamente como piensa ella, sino develando una vez más como piensan los poderosos en este país sobre el común de los peruanos, como piensan los que llevan como ella una vida acomodada por el hecho de venir de una familia “con apellido”, dueños del diario más importante del Perú, El Comercio, como razonan los grupos de poder, el gran empresariado asociado a la CONFIEP, como nos ven los verdaderos HDP de este país a todos los peruanos.
El artículo de Maki Miró Quesada, denota claramente esa psiquis elitista, clasista y discriminatoria que tienen los grandes grupos de poder en el país, demuestra como ésta élite a pesar de las circunstancias con una crisis sanitaria a cuestas, siguen sin tener empatía con el otro, demostrando como les exaspera que la clase trabajadora (en este caso su empleada) reclame sus derechos de que por ley le corresponden y que al hacerlo la insulten y maltraten, como lo hace toda la clase empresarial para esta clase trabajadora.
Así pues, se demuestra, de una manera materialista, concreta y real en la columna de Maki Miro Quesada, como decía el viejo Carlitos Marx: “La historia de todas las sociedades que ha habido hasta el presente es la historia de la Lucha de Clases” (El Manifiesto Comunista – Marx y Engels – 1848), esa lucha de clases reflejada en nuestra sociedad peruana desde la colonia y algunos historiadores dirán que mucho antes desde las culturas pre-incas.
Otro factor que resalta en dicha columna es que esta clase dominante de la sociedad vive en una burbuja que los aísla de la realidad, que no los hace darse cuenta del otro, no les permite esa empatía natural del ser humano, ya Maki al dar sus recomendaciones, lo hace hablando de tomar botellas de champagne, ver Netflix, entrar al Facebook y una serie de privilegios de clase que no la dejan ver que muchísimos peruanos no cuentan ni siquiera con servicios básicos como agua, desagüe y luz, su ceguera social no le permite entender que habla a un grupo cerrado cuando la mayoría de peruanos (el 70%) cuenta solamente con trabajo informal y debe buscarse un plato de comida día a día. Que, así sea importante la salud, mucha gente prioriza llevar un plato de comida a su mesa, que mucha gente ante esta situación de cuarentena no puede darse el lujo de estar como ella tranquila en su casa de tres pisos y que su mayor dilema es no tener empleada en estos momentos.
La pandemia del Covid-19 ha sincerado la idiosincrasia de distintos sectores de la sociedad, entre ellos del de los medios de comunicación, muchos como Mavila Huertas y Rosa María Palacios defendiendo a capa y espada los intereses de las AFP´s en contra de los intereses del pueblo peruano, pero en este caso específico sale a relucir la idiosincrasia de la directora del Diario Perú 21 en donde se publicó la columna de Maki, Cecilia Valenzuela dejo publicar dicha columna simplemente porque a ella no le parece una mala columna o porque al ser la que la escribe, una Miro Quesada, es difícil decirle que no a un apellido tan poderoso dentro de la prensa nacional, cuando la labor de todo director de un diario es revisar por lo menos mínimamente que opiniones y contenido se va a publicar en el diario que dirige. Recién luego de la ola de denuncias y quejas tanto en la opinión pública como en otros medios de comunicación, noticias y hasta en un programa popular de la TV Basura como el de Magaly Medina, a Cecilia Valenzuela no le quedó de otra que pedir disculpas públicas, pero lo hizo solo por la expresión HDP, mas no por toda la columna cuestionada, no por la frivolidad con conlleva todo el contenido de la columna en este momento duro para todos, no pidió disculpas por a través de su diario. Una Miró Quesada le enrostró a todo peruano de a pie, que muchos no tienen ni siquiera para tomar una botella de agua, que ella cuenta con litros de champagne como para soportar el sitio de Estalingrado.
Esa es la manera en cómo los grandes medios de comunicación demuestran una vez más que ante una crisis están de lado de los grandes grupos de poder y el empresariado del país que piensan tal cual como lo hace Maki de su empleada de todos los trabajadores que mueven el sistema, que más les interesa que los bancos y las AFP´s no pierdan nada de sus ganancias a que si todos los peruanos tienen un plato de comida que llevar a su mesa.
Otra postura que hace que esta clase de actos discriminatorios, clasistas y elitistas no sean percibidos por la sociedad como tales es que se usa a personajes queridos o conocidos para “suavizar” lo dicho, es el caso del cómico Carlos Álvarez, muy activo en las redes sociales para criticar la manera de gobierno o el accionar de la policía. A Álvarez esta vez no se le ocurrió salir a hablar seriamente con su voz engolada y hacer una declaración pública férrea de los derechos de todos los peruanos como lo hace a través de sus redes sociales, a sabiendas de sus intereses populistas y electoreros, no para nada, esta vez no tuvo mejor idea que hacer una imitación cómica exagerada de Maki al estilo “Las tías de La Molina”, lo cual vuelve la crítica justamente en eso, algo cómico, una payasada, el peso de la fuerte connotación de clase de la columna ante la opinión pública se vuelve en una gracia, “seguro lo dijo porque la pobrecita de Maki vive en las nubes, su intención seguramente no fue insultar a la empleada”, este sentido común es el que se impone en la población ante una falta tan grave como insultar a una trabajadora por el simple hecho de hacer prevalecer sus derechos, eso es lo que hace Carlos Álvarez al tomar a la broma esto, si lo hace intencionalmente o no, no podría saberlo, pero el hecho de que ya años atrás haya estado en la Salita del SIN con Montesinos y haber recibido dinero a cambio de justamente hacer algo parecido a lo que hace ahora, a través de sus imitaciones crear un sentido común en la sociedad en contra de los políticos que denunciaban a Fujimori en esos momentos, deja un gran margen de suspicacia ante su accionar.
Con esto busco escudriñar la columna de Maki Miroquesada para ir un poco mas allá, leer entre líneas todo lo que nos esta diciendo esta columna, a muchos les puede parecer exagerada mi opinión o hasta que es la opinión de un “resentido social”, como suelen decir para deslegitimar a los que reclamamos por una sociedad igualitaria, sin racismo, ni clasismo, ni ningún tipo de discriminación.
Sin embargo, nada más alejado de la realidad, solo considero que esta clase de actos discriminatorios asolapados deben ser denunciados, mucho más en este escenario en donde la sociedad debemos cuestionarnos cómo nos hemos encaminado hasta ahora y que acabando esta crisis pandémica debemos redirigir nuestros pasos para enrumbarnos a un ambiente en el que se busque el bien común como país y no como burbujas clasistas dentro de un espacio geográfico, en donde ciertos sentidos comunes se rompan, buscando la solidaridad y bienestar del Perú, no solo de una clase opresora ante la mayoría oprimida.
Por Johao Rodriguez Huamán
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