La tercera edición de la Bienal de Novela Vargas Llosa empezó con bastante controversia. El 27 de mayo se publicó un manifiesto firmado por importantes personalidades del mundo literario latinoamericano que denunciaba la falta de participación femenina en todas las instancias del evento. Algunos de los participantes optaron por el silencio. Juan José Armas Marcelo, director de la Cátedra Vargas Llosa, señaló que el único criterio que se siguió en el evento fue la calidad literaria (Corona, 2019a). El escritor Alberto Olmos, por su parte, les pidió paciencia a las escritoras, porque considera que en diez años, probablemente, ellas tendrán mayor participación sin necesidad de manifiestos (Olmos, 2019). A partir de este caso quiero sostener que es necesario tomar medidas urgentes contra la falta de paridad y exigir el compromiso (así como denunciar la falta de él) de todas las instituciones dentro del espectro artístico, cultural, social y político ante esta problemática.
Según el Banco Mundial, las mujeres representan el 49,556% de la población mundial (2017), es decir, casi la mitad de la población en el mundo. Sin embargo, al hacer un repaso de las “personalidades” en distintos sectores, esta proporción empieza a variar. Cuando uno piensa en las figuras políticas, artísticas o del deporte, por ejemplo, se empieza a percibir un predominio de un sexo sobre el otro. Que el Perú no haya tenido nunca una presidenta mujer, por mencionar un ejemplo, no es solo un hecho pintoresco. Esto oculta que tras casi doscientos años las mujeres nunca han podido verse representadas por una mujer en dicho cargo, es decir, por alguien como ellas, pese a que, según el último censo, en el Perú, más del 50% de la población es mujer (INEI, 2018). Todo esto, que para algunos puede ser solo una serie de hechos anecdóticos o de segundo plano, ha generado un problema mayor: nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo de hombres, para hombres y dirigido por hombres.
El problema es mucho más complejo, pero apelo a aproximarnos a él de la manera más simple. Si pensamos en los líderes de la historia, en las principales figuras del deporte, en los grandes escritores, en los clásicos del cine o en los grandes científicos, nuestra mente se va a llenar de nombres de varones. Las mujeres siempre serán una excepción: Marie Curie, Micaela Bastidas, Virginia Woolf o Blanca Varela. Es a partir de esa excepción que se constituye o se reafirma un modelo: si Blanca Varela pudo ser reconocida como una gran escritora, esfuérzate para que tú también puedas. Reemplacemos el nombre y la profesión, y se ajusta a cualquier campo.
Esta situación no ha hecho más que invisibilizar a la mujer en un mundo en el cual representan a casi el 50% de la población y en un país, el Perú, en el cual son mayoría. La invisibilización supone una serie de problemas detrás que sería necesario abordar. En un país en el que todos quieren ser como Paolo Guerrero, ¿cuántos estarían dispuestos a invertir en el fútbol femenino? En un país en el cual las mujeres son obligadas a verse como frágiles y sensibles, y en el que se considera que se necesita un gobernante con firmeza y carácter, ¿cuántos estarían dispuestos a elegir a una mujer como autoridad?
Yo sé que siempre hay una excusa: no invierto en el fútbol femenino porque nadie lo ve y no es rentable; no voto por tal candidata hasta que no se ponga firme y saque su carácter. Ambas respuestas muestran que no estamos en una situación de igualdad de condiciones. Si eres mujer, por más talentosa que puedas ser para el fútbol, no vas a tener el mismo reconocimiento que un hombre… pero no es tu culpa. La culpa es de las empresas privadas que no apoyan tu deporte porque a millones de peruanos no les interesa. Del mismo modo, si te interesa la política, debes entender que nuevamente hay un doble estándar. No basta con que hayas estudiado una carrera y hayas acumulado experiencia profesional. Eso sería suficiente solo si eres hombre. Una mujer, adicionalmente, debe tener un carácter fuerte y demostrar siempre firmeza (“como hombre, pues”).
La culpa, en ambos casos, no es de la mujer en cuestión, es de los 30 millones de peruanos, es decir, de nadie. Por ende, no nos queda otra que “acostumbrarnos” y seguir viviendo así. Afortunadamente, hace ya algunas décadas, distintas personas se dieron cuenta de que cuando se trata de un problema de derechos, de inequidad, sí es posible alterar el status quo. Es legítimo acabar con la comodidad de unos para salvaguardar los derechos mínimos de otros.
El Foro Económico Mundial, en un reciente artículo, señaló tres pasos para acabar con las brechas salariales de género: examinar las prácticas, examinar la distribución, y medir y controlar los esfuerzos (Kline, Romanyshyn y Nelson; 2019). Resulta eficiente tomar estos mismos principios y extenderlos a otros espacios más allá de las brechas salariales. Diversos académicos han estudiado las prácticas y las diferencias en la distribución por sexo. Entonces, lo que resulta conveniente es aplicar el último paso. Argentina fue el primer país en todo el mundo en darse cuenta de esto y establecer cuotas de género en la política allá por 1991 (COES, 2018: 9). Este tipo de medidas, que molestan a muchos porque acaban con su espacio de comodidad y privilegios, contribuyen enormemente a acabar con esta deficiencia (Smink, 2012).
Como lo dice el manifiesto que se presentó el lunes contra la falta de paridad en la Bienal Vargas Llosa, aquellas personas «comprometidas férreamente con la igualdad y la transformación social» deben demandar la participación paritaria y cuestionar los casos en los que esto no se cumpla. Entonces, en los espacios en los que sea posible, sería necesario establecer la obligatoriedad de las cuotas de género con la intención de garantizar una adecuada representación y paridad. Claro, las cuotas resultan temporales hasta que se puedan eliminar las barreras que impidan el acceso a las mujeres (Dahlerup 2002: 160). En los espacios en los cuales no haya esta obligatoriedad, como en la Bienal, siempre será necesario velar porque se cumpla la paridad.
Por José Banda
Bibliografía:
COES (2018). Cuotas de género: repensando la representación poítica. https://www.coes.cl/wp-content/uploads/2018/01/N%C2%BA14.-Cuotas-de-genero-2.pdf
Corona, Sonia (2019a). La Bienal de Novela Mario Vargas Llosa arranca con polémica por la escasa presencia de mujeres: En: El País, 28 de mayo. https://elpais.com/cultura/2019/05/28/actualidad/1559019921_612163.html
Corona, Sonia (2019b). Personalidades de la literatura critican la Bienal de Novela Vargas Llosa por la escasa presencia femenina. En: El País, 27 de mayo. https://elpais.com/cultura/2019/05/27/actualidad/1558958534_637235.html
Dahlerup, Drude (2002). «El uso de cuotas para incrementar la representación política de la mujer. En: Méndez-Montalvo, Myriam y Ballington, Julie (eds.). Mujeres en el Parlamento. Más allá de los números. Internacional IDEA, 2002.https://www.idea.int/sites/default/files/publications/mujeres-en-el-parlamento-mas-alla-de-los-numeros-2002.pdf
INEI (2018). Población del Perú totalizó 31 millones 237 mil 385 personas al 2017. https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/poblacion-del-peru-totalizo-31-millones-237-mil-385-personas-al-2017-10817/
Kline, Steve; Romanyshyn, Nancy y Nelson, Erik (2019). Cómo cerrar la brecha salarial de género en tres pasos. https://www.coes.cl/wp-content/uploads/2018/01/N%C2%BA14.-Cuotas-de-genero-2.pdf
Banco Mundial (2017). Población, mujeres (% del total). https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.POP.TOTL.FE.ZS?end=2017&start=1960
Olmos, Alberto (2019). Toda la verdad sobre el machismo en la literatura. En: El Confidencial, 29 de mayo. https://blogs.elconfidencial.com/cultura/mala-fama/2019-05-29/machismo-literatura-premios-festivales-i_2041442/?fbclid=IwAR3DO_St4HfSx232mtKZHZnVna-IAi2EOg9MEEGHti2L6d0Mk15wwNsrows
Smink, Verónica (2012). ¿Funcionan las cuotas de poder para las mujeres? En: BBC Mundo, 8 de marzo. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/03/120306_argentina_ley_de_cupo_femenino_vs
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