Alcaldes de La Victoria y de Lima, con el respaldo de mayoría de medios de comunicación, rebozan de alegría por el «exitoso» operativo de «desaparecer» a los ambulantes del Conglomerado de Gamarra; tan es así que ya preparan continuar con otro desalojo, esta vez, de los ambulantes ubicados en la av. Aviación. Lo cual está sirviendo como «ejemplo» para que en otros distritos los alcaldes tomen medidas similares.
Así, de la noche a la mañana, hace unos días en San Juan de Lurigancho desalojaron a cerca de cuatro mil vendedores ambulantes de un asentamiento humano, en Surco decomisan las canastas o bolsas de las vendedoras que caminando ofrecen sus productos en las calles, en Barranco restringen el otorgamiento de autorizaciones para el uso de los espacios públicos, etc. Lo común en todas estas intervenciones, bajo el escudo de recuperar los espacios e imponer el principio de autoridad, es la ausencia de propuestas alternativas viables por parte de las autoridades para que estos miles de trabajadoras y trabajadores, puedan trabajar y lograr su sustento familiar.
En el caso de La Victoria ¿Es una alternativa o propuesta viable ofrecer un puesto de venta en una galería de Gamarra a una vendedora de huevitos de codorniz, a una vendedora de papa con huevos, a una vendedora de alimentos agrícolas perecibles, a los herbolarios, etc.? ¿Es realista ofrecer esa alternativa a personas cuyo capital de trabajo oscila entre cien y cinco mil Soles? ¿alguna autoridad planteó alternativas diferenciadas, atendiendo a la heterogeneidad existente? En el caso de San Juan de Lurigancho, Surco y otros distritos, simplemente, desalojos y decomisos. Nada de alternativas o diálogos para encontrar soluciones con las organizaciones de trabajadores ambulantes.
Sin embargo, en La Victoria cabe preguntarse ¿realmente ha sido un exitoso operativo?¿en verdad desaparecieron el comercio ambulatorio?, estas autoridades ¿resolvieron el problema de la existencia del comercio ambulatorio en su respectivo ámbito? ¿no será que simplemente «empujaron» a los ambulantes a otras calles y, ahora, pretenden hacer lo mismo con los trabajadores ambulantes de la av. Aviación?
Recuperaron las calles del Conglomerado de Gamarra, de acuerdo. Es necesario recuperar la av. Aviación y calles adyacentes, también de acuerdo. Casi todos, incluso la mayoría de los vendedores ambulantes están de acuerdo con el ordenamiento urbano de toda la zona; están de acuerdo con recuperar el orden, la limpieza, la seguridad, para que todos puedan trabajar, vivir y transitar con libertad. Están de acuerdo en ser parte de un proyecto de formalización. El problema es cómo lograrlo ¿la solución debería considerar los intereses y necesidades de todos los actores involucrados?, ¿o sólo considerar a quienes son «formales», no a los «informales»?
El excluyente enfoque municipal centrado en recuperar los espacios públicos, sin comprender o considerar los intereses y necesidades de las personas que necesitan un espacio para trabajar y sobrevivir, parece que no es el más adecuado. Criminalizar a los ambulantes, hacerlos responsables por los males existentes en la ciudad no sólo es errado, sino injusto y entorpece la canalización de capacidades y construcción de soluciones que se sostengan en el tiempo.
Es responsabilidad municipal, según la Ley Orgánica de Municipalidades, establecer las normas respecto al comercio ambulatorio, regulando esta actividad, así como, de promover el desarrollo económico en su localidad. Específicamente, el artículo 42 de la Ordenanza 1787 de la Municipalidad de Lima manda establecer un espacio de diálogo, negociación y concertación, denominado Comisión Tripartita del Comercio Ambulatorio a fin de definir el proceso para regular y formalizar el comercio ambulatorio en cada localidad.
¿Por qué las autoridades de la Municipalidad de La Victoria no se guían con lo que dicta la ley? ¿por qué prefieren el «manu militari», el expediente fácil de imponer la autoridad con el respaldo de la fuerza pública? algunos hablan de racismo de «pitucos y blanquitos», otros hablan de shows políticos para «levantar» figuras para las próximas elecciones, otros hablamos simplemente de demandar autoridades dispuestas a desarrollar alternativas considerando a todos los actores de una problemática, más aún, cuando se trata de actividades que involucran a personas que subsisten con los ingresos que logran cada día.
En esta perspectiva, seguir con este tipo de medidas, que empujan a los ambulantes de unas calles a otras, no parece nada promisorio; por el contrario, augura constantes conflictos en un «tira y afloja» permanentes, desgastando recursos de unos y otros, donde todos salen perdiendo. En anterior nota hemos indicado algunos de los proyectos de formalización que desde hace varios años vienen impulsando organizaciones de trabajadores ambulantes, lo sensato sería apoyarlos y/o impulsar nuevos proyectos, públicos y privados, para dar cabida a quienes hoy son ambulantes.
Sin embargo, como se sabe, el comercio ambulatorio no se resuelve con más galerías o mercados o solo con «formalización». Siendo necesario la creación de más galerías y mercados, así como, el ordenamiento y la regulación de estas actividades, estas por sí mismas son paliativos pues no resuelven el problema de fondo. Lo que principalmente produce la aparición de vendedores ambulantes es la incapacidad de nuestro sistema económico para generar suficientes empleos e ingresos dignos para nuestra población.
Por ello, siendo el comercio ambulatorio manifestación de problemas mayores, estructurales, de nuestra sociedad, no se trata de actuar combatiendo síntomas, sino la enfermedad. En tal sentido resulta fundamental la labor de las municipalidades en el tema del desarrollo económico local, articulando recursos con instancias del gobierno central para movilizar al sector público y privado, en torno a políticas y programas que alienten el fortalecimiento de nuestro mercado interno y la generación de empleos e ingresos para más peruanos.
Por Guillermo Nolasco*
*Ex presidente de la Federación de Vendedores Ambulantes de Lima.
Deja una respuesta