vizcarra

Por Víctor Cárdenas

El último día del 2018 se dieron las definiciones que van marcar los nuevos episodios de la crisis nacional. Vizcarra ha tomado definiciones como jefe de gobierno claves para el futuro desarrollo de la crisis. La política económica del gobierno ha sido expuesta en la llamada Política Nacional de Competitividad y Productividad y no se diferencia en nada de sus antecesores. Medidas económicas que buscan flexibilizar y precarizar la vida de los trabajadores del país sin solucionar los problemas de fondo de nuestra economía. Estas políticas además hacen parte de la institucionalidad vigente que ha permitido el desarrollo de altos niveles de corrupción, tal como hemos visto los peruanos en los destapes de los últimos meses.

De este modo el 1 de Enero del 2019 empieza con la cancha marcada. Cuando el 9 de diciembre por la tarde se hicieron públicos los resultados del referéndum, Martín debía empezar, seriamente, a tomar decisiones: o sigue con una agenda de reformas que los peruanos exigen para superar la crisis nacional o toma la agenda que la CONFIEP y las élites económicas exigen para incrementar sus ganancias a costa de precarizar a los trabajadores. Si bien se esperaba que sea en el primer trimestre de este año donde Martín tome sus definiciones, esta no se hizo esperar. Como no hicieron esperar tampoco las mafias que desde hace meses intentan boicotear el trabajo de los fiscales que vienen investigando la corrupción de la clase política.

Vizcarra fue el primero, pero no el único, en actuar el 31 diciembre publicando sus lineamientos sobre competitividad y productividad. Mientras las familias peruanas despertaban pensando en el año por llegar, Martín hacía público el camino por el cual pretende seguir: el continuismo y el piloto automático. La respuesta al estancamiento de la economía pretende ser resuelta a punta de más neoliberalismo, de menos derechos para los trabajadores y más privilegios y exoneraciones para las empresas.

Si bien el impacto que causo la explicita decisión de Martín fue generando un ánimo de rechazo durante el día, por la noche esto reventó cuando en una decisión arbitraria el Fiscal General decidió retirar a los dos principales fiscales encargados de investigar los casos de corrupción que incluyen a las más importantes fuerzas políticas del status quo neoliberal.

Horas más tarde Martín, paradójicamente, señalaría sobre la decisión del Fiscal General: que causaba sospecha que “un acto de semejante impacto pase lo más inadvertido posible, en momentos en que las familias se preparaban para recibir el año nuevo”. Y es que los problemas para Martín son esos. Es un acto de ‘semejante impacto’ que el presidente defina que hará con el país y la economía en los siguientes años de cara a resolver la crisis nacional, no en tanto, el presidente intentaba que sus decisiones pasen de lo ‘más inadvertido posible’ en momentos donde los peruanos están preparándose para el nuevo año ¿A qué le teme Martín?

El 2019 empieza con un panorama político claro, con un escenario difícil pero con gente digna en las calles dispuestas a hacerse escuchar. No es difícil darse cuenta que los miles de peruanos que han salido a llenar calles y plazas reclamando justicia y democracia a lo largo de los últimos meses son también trabajadores. Gente honesta, sencilla que vive de su trabajo y exige un Perú a la altura de su grandeza. No gobierne para los dinosaurios, señor Martín.